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Palabras del presidente Gustavo Petro en la ceremonia de premiación al Empresario del Año 2024 Diario La República

La invitación del presidente Gustavo Petro a los empresarios, al acompañar a Jaime Gilinski Bacal a recibir la distinción Empresario del Año La República

Las siguientes son las palabras del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, en el acto de entrega de la distinción Empresario del año, del diario La República.

Un saludo especial a los nominados, sus familias y miembros del jurado del premio Empresario del Año 2024. El expresidente de la República de Colombia Iván Duque Márquez, presidente del Grupo Nutresa y ganador del premio Empresario del Año Diario La República 2024, Jaime Gilinski Bacal; sus hijos Gabriel y Benjamín; director General del Diario La República, Fernando Quijano Velasco; gerente General del diario La República, Sergio Quijano Llano; señores embajadores y cuerpo diplomático acreditados en Colombia; directora, ministros y funcionarios del Gobierno nacional, medios de comunicación y, en general, a todas y todos los aquí presentes. 

Ya de tanto hablar pues me agota la voz, pero intentaré hablar un largo discurso en favor de Jaime, que recibe hoy una condecoración que en, mi opinión, pues es bien merecida. Conozco ya tres generaciones de la familia, se va volviendo uno viejito. Don Isaac, que me enseñó muchas cosas, fue la primera persona que conocí, me contaba un poco y me gustaba indagarlo sobre el origen de una migración que se construyó sobre la base de una enorme exclusión violenta en Europa, de Polonia llegaron ustedes, de un país que se llenaba de campos de concentración en ese momento. 

De milagro, se puede decir así, llegó un sobreviviente de esa persecución étnica en momentos de triunfo del fascismo de los nazis y llegó a Colombia y fundó esta familia que ya por tres generaciones se ha establecido aquí como un grupo empresarial, industrial fundamentalmente, industrial y en el caso de Nutresa y otras empresas agroalimentarias, agroindustriales, y en ese largo periplo donde las generaciones van cambiando su pensamiento político Jaime se abstuvo mucho de participar de la acción política, pues es el mismo flujo de la historia, el cambio de la vida, el cambio incluso del mundo. 

Dos mundos, una realidad

He querido estar aquí, ahora en breves frases espero, tratar de clarificar una vez más qué buscamos en el gobierno. 

Al mediodía tuve un almuerzo festejando lo que lleva a ser el Día de la Mujer, con mujeres habitantes de calle en, quizás, el salón más lujoso que tiene Bogotá, el salón Bolívar se llama, del Palacio San Carlos donde hoy es la Cancillería, donde Bolívar bailaba con su novia Manuelita y donde está el cuarto donde después del baile se abrazaban, se querían y no sé qué más. La cama aún pervive, un poco desvencijada y ahí fue donde él saltó por la ventana porque lo querían asesinar y Manuelita lo defendió, fue el amor quien defendió a Bolívar, sin el amor hubiera muerto ahí. Hay una relación estrecha entre amor y vida y yo la conozco más o menos bien, es la cadena de los afectos lo que salva al ser humano. 

Allí decidimos invitar mujeres habitantes de calle 50, 70 que nunca habían conocido ese lugar, traté de escucharles un poco sus impresiones sobre cómo sentían el estar en ese lugar, el sentido de pertenencia porque es la historia de su país, un lugar público, luego les pertenece a todas y todos, sin excepción. Una inclusión obviamente, para eso lo hicimos, pero ahora estoy aquí reunido con lo más granado del empresariado colombiano en estas horas ya de la noche.

Y entonces trato de comparar las dos reuniones, si ahí no está en cierta forma condensada la realidad y la problemática de Colombia porque imaginariamente si se encontraran los dos mundos en este lugar, o en el Salón Bolívar, ¿qué pasaría? ¿Cómo sería la relación de subordinación, de indiferencia, una relación tú a tú, igualitaria? Yo creo que ahí, más o menos, y ese es un tema político, se vislumbra un poco los caminos de Colombia, si se pudiera mágicamente juntar los dos mundos e interrelacionarlos, porque un mundo tendría que desaparecer, el del habitante de calle, no porque desaparecieran sus integrantes sino porque se dignificaran. 

¿Cómo se dignifican? ¿Cuáles son los caminos? ¿Cuál la construcción de políticas que permitan que Colombia no sea el país más desigual del mundo, que es hoy, sino una sociedad equitativa de oportunidades para todas y todos?, y que es la única manera de construir la paz tan ajena a Colombia, prácticamente aislada de la historia de Colombia, que ha sido una historia de conflictos y de guerra y de violencia casi que permanente.

No hay una sociedad tan violenta, desde la perspectiva de la historia, de las generaciones consumidas por la violencia, que la nuestra. Por eso nuestras dos grandes obras, una no tan conocida en el mundo como La Vorágine, 100 años cumple hoy; y otra muy, pero muy conocida, el hombre más universal de Colombia, Gabriel García Márquez, ambas se fundan en la realidad misma que sus autores tuvieron que vivir, que no es más que la violencia a la cual Gabriel García Márquez llamó 100 años de Soledad. No quiero hablar más de este tema sino de salidas. 

Esos dos mundos podrían encontrarse si se construyera riqueza en el país. El país, obviamente rico, desde el punto de vista natural, nadie puede decir que no. El país de la belleza, le he llamado en una frase que ya recorre al mundo, pero desde el punto de vista de la construcción de la otra parte de la riqueza que necesita de la naturaleza necesariamente, somos raquíticos. A eso le han llamado los economistas modelos de desarrollo, decían cuando yo estudiaba en el Externado. 

Nuestros modelos de desarrollo, en cierta forma, han fracasado, sea porque no los completamos, sea por muchas razones que libros enteros tratan de describir y analizar, pero nosotros nos hemos atrevido a proponer uno, sin salirnos del capital. No nos salimos del capitalismo porque no sabemos bien qué sigue después, y no se le puede ser una sociedad algo que uno no sabe ni cómo se come, ni cómo se vive, ni hacia dónde va. 

Es posible que no haya un después, dicen los científicos, y estemos viviendo otras épocas. Indudablemente las épocas que estamos viviendo son de crisis, no en Colombia, en el mundo. Crisis que se conjugan, la crisis del hambre, la crisis de la enfermedad que acabamos de vivir, la crisis de la guerra que está ahí golpeando en las esquinas, la crisis del clima que anuncia la posibilidad de la extinción de la especie humana. 

Papel de Colombia en el nuevo modelo económico

Crisis que se juntan al mismo tiempo y que están mostrando cómo la intensidad de la política cada vez es mayor a escala mundial y cambiante, y poco previsible. Lo mismo que sucedía en la Polonia de aquel entonces está sucediendo ahora, pero en casi todas partes. No voy a pensar en qué análisis hacer, sino en cómo se desenvuelve Colombia en ese mundo cambiante. 

Y hemos hecho una apuesta, y hasta ahora los datos dicen que va bien. ¿Irá bien hacia adelante?, yo dejo puntos suspensivos, pero lo que hemos propuesto es salir de un modelo de desarrollo y proponer otro, que sea articulable a los cambios del mundo. ¿Salir de qué? De vivir de la extracción, eso es lo que hemos dicho. 

De pensar que la riqueza es abrir un hueco, sacar lo que la naturaleza puso ahí, no el ser humano, y tratar de vivir de eso, porque se puede vender a escala mundial. Se llama extractivismo. 

Cuando los antiguos agricultores, hace unos siglos, sacaban cosechas cada vez más grandes sin pensar en reponer el suelo que se desgastaba, estaban pensando de una manera extractivista. El suelo terminaba vuelto un desierto. Por eso, el Éufrates, la Mesopotamia, ya no es más fértil, porque las civilizaciones antiguas la volvieron un desierto. Hoy estamos en algo parecido, pero en todo el mundo, no solamente en un lugar. Y la gran pregunta es si las civilizaciones actuales dejarán en la tierra un desierto. 

Lo que nosotros proponemos es salir de la extracción, no generar riqueza. Por definición económicamente, un pozo de petróleo decae, porque es un recurso natural no renovable. Por definición, si eso se traduce a índices de productividad, los rendimientos son decrecientes. Y al ser los rendimientos decrecientes, decía Ricardo David, el fundador de la Teoría Económica, que nuestros amigos de la República conocen muy bien, pues la productividad desciende. Toda economía extractivista es una economía de productividad baja y decadente. Y eso es América Latina. Es la única región del mundo con productividad baja y estancada. Y en muchos casos, negativa. 

Estados Unidos, con todo y sus problemas de hoy, tiene productividad alta. Europa, igual. Y el este de Asia, ni se diga, no solamente tiene productividad alta, sino que crece mientras que la de Europa y Estados Unidos se estanca.

Nosotros estamos en lo peor desde el punto de vista del mundo económico. Y entonces, ¿nos quedamos ahí o cambiamos? La palabra cambio cada vez se volverá más cotidiana en la vida de los seres humanos. Pero la región latinoamericana, con productividades bajas y estancadas, ¿se quedará ahí o cambia? Y la propuesta que hemos hecho es que cambiemos, y económicamente como es, saliendo del extractivismo que nos manda hacia mundos de cada vez más baja productividad. 

De ahí la lucha por extender las jornadas laborales para suplir caídas de productividad, hacia un mundo de producción. Y si hablamos de un mundo de producción, no de extracción, entonces tenemos que referirnos a agricultura, industria. Y yo le añado un servicio solamente para recuperar lo que la extracción puede dejar de darnos en términos de divisas, el turismo. 

En las tres nos está yendo bien, pero en el caso de agricultura tenemos tasas de crecimiento económico de un año para el otro, en términos reales, del estilo chino: 8,1 % de crecimiento anual, según el DANE. ¿Cuándo se había visto esa cifra? De la agricultura es que sale Nutresa, para articularme a este pedazo de la exposición. Y el turismo está creciendo a 8,5 %, 6,8 millones de turistas nunca antes lo habíamos visto, y 10 mil millones de dólares en divisas del año pasado. 

Invitación a los industriales

Y la industria, entonces, ¿qué? Pues la industria no petroquímica está creciendo en términos positivos, es decir, la producción real está creciendo en Colombia. Y mi invitación, y por eso vine aquí a entregar este premio a Jaime Gilinski, que nos conocemos hace mucho tiempo, es que usted es un industrial, es un agroindustrial. Su familia en general comenzó su camino empresarial en la industria, hasta donde tengo entendidos, pero no equivocarme. 

Y es lo que queremos nosotros, no solamente producir en la industria, sino derivar hacia la industria del día de hoy, que se basa en la matemática cuántica, me tocó aprenderme eso, y en la inteligencia artificial. Y cómo introducir a Colombia en la matemática cuántica y en la inteligencia artificial, que es lo que va a dar los niveles de productividad más alta ya, y en los años que siguen, cómo se tiene infraestructura en Colombia para ello, y cómo la aprendemos, y cómo exportamos. Las palabras últimas de Jaime, las últimas palabras de su discurso, hablan de eso. 

Ustedes tienen una ventaja, vienen de una etnia que es cosmopolita, conoce el mundo, no es la única, pero vienen de ahí, Colombia no. Los colombianos en general nos quedamos entre las montañas y no conocemos el mar, no llegamos a la corriente Humboldt en el Pacífico, no pescamos, mientras los ecuatorianos sí, que la tienen más cerca. Por eso ellos exportan a China cinco mil millones de dólares en camarones y nosotros no. Pero porque no vamos más allá de donde se ve la luz de la costa, por el raquitismo de nuestra pesca artesanal y porque de ahí nos derivó, con ayuda del Gobierno, mayores horizontes. 

Que la industria mire al mundo

Pues Jaime, yo le quiero decir que necesitamos una industria que mire el mundo hoy. El mundo ya no es el norte, el norte puede fallar, como hasta ahora había sido nuestro lugar más seguro, el norte puede fallar. Entonces tenemos que mirar hacia el este, hacia el oeste, hacia el sur, hacia el norte. Colombia es el corazón del mundo. 

Esta mañana, después de la cena con los habitantes de calle, nos reunimos para hablar de Osaka. Y ahí en medio de la reunión de Osaka, que es el único país latinoamericano en tener una sede, clase A, no sé, ahí ya le llaman, en Osaka, la feria de Osaka, Japón. Alguien allí dijo, resulta que Colombia es el cuarto país del mundo visitado por especies animales, generalmente aves, visitado, no que sean de aquí. Y es el quincuagésimo país del mundo en recibir gente. 

Algo no sabe la gente que sí saben los animales, pensamos en ese momento, por qué esta atracción para las especies animales que todavía no la es para la especie humana. Hay un desacople, y creo que los animales tienen más razón. 

Y, por tanto, si nosotros nos vemos como un centro del mundo, nuestro aparato industrial, nuestro aparato agrario, nuestro aparato productivo y los servicios concomitantes tienen que hacerse conscientes de que somos el corazón del mundo. 

Gracias, muy amables, y felicitaciones, Jaime, por su premio en el día de hoy.

Fuente: Presidencia de la República.

León Comunicando, afiliado al Círculo de Periodistas de Cali- CPC FECOLPER, forma parte de la Red de Medios del Valle del Cauca

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